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Recuerdo de una exposición: [REALIDADES (IN)IMAGINABLES]

Hoy quiero recordar el grato honor de haber tenido la oportunidad de presentar una selección de mi trabajo en la Embajada de Colombia en Berlín, junto al Embajador Juan Mayr, en abril del 2016. Quiero agradecer al Embajador y su hermosa familia por esa oportunidad, por acogerme y por apreciar mi trabajo cuando aún estaba en un momento de "iniciación". También recordar y agradecer a todos los que pudieron acompañarnos y al equipo de la Embajada que lo hizo posible. Y hoy, a ya cinco años de esa bonita experiencia, quiero agradecer a la red de familia, amigos, mentores y patrocinadores que me han motivado a continuar en un camino de investigación artística y académica, donde me he enfrentado a temáticas punzantes pero que, con el tiempo, veo con alegría que han venido gestando un cuerpo de trabajo –permanentemente en construcción– cada vez más sólido.



Realidades (in)imaginables


Partiendo de la recolección de imágenes, relatos y reflexiones de distintos medios y eventos, este proyecto ha generado una suerte de archivo de dibujos que termina por enfrentar el lugar latente entre lo posible y lo no posible, donde se asienta la visualidad de la violencia sobre la infancia. El gesto del dibujo se presenta como una herramienta de lectura visual que se vale de la borradura, el tachón, la mancha, para señalar realidades (in)imaginables. Se hace referencia a la infancia presa del abuso sexual, físico y psicológico; realidades que sobrepasan territorios, nacionalidades o religiones, que son intrínsecas al comportamiento humano y su historia, que suceden acá, allá y en otras partes.


Así, este proyecto reflexiona: en primer lugar, sobre la propia naturaleza de la visualidad de la violencia y su tener lugar. Se analiza cómo las imágenes se encuentran condicionadas a escenarios de puerta cerrada o al uso‐abuso del poder que amenaza la integridad de sus testigos. Imágenes que incluso cuando logran su fisicidad no sabemos/podemos mirarlas, pues se sumergen en lo [no]descriptible, lo [no]comprensible, potencializado por lo [no]deseado, lo [no]familiar o lo siniestro. En segundo lugar, presenta un particular interés por analizar la presencia y el papel de la infancia en dicho imaginario visual latente. Esta última es una preocupación por cuál es y ha sido la relación entre la visualidad y la consolidación de una nueva y poderosa figura del niño. Pues, lo cierto es que la infancia ha obtenido valor, poder social y derechos internacionales apenas desde la segunda mitad del siglo XX. Toma así una importante significación el papel de la cotidianidad, la familia, la educación, los marcos estéticos, las estructuras sociales, entendidas como realidades visibles capaces de señalar esas otras que no lo son.


La disposición y el montaje de las piezas en esta exhibición se piensan como un ensayo visual, donde un cierto juego entre presencias y ausencias termina por tener una significativa importancia. Dado que la violencia parece apelar a un algo más allá de lo visible, los espacios vacíos que se presentan entre los dibujos terminan por tener voz propia, tan o incluso más poderosa que la de las imágenes mismas. No se exponen entonces ideas cerradas ni conclusivas, sino más bien recorridos visuales que pretenden cuestionar y suscitar reflexión en el espectador.


Aquí les comparto una breve entrevista que me realizaron en la Embajada en ese momento.



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